martes, 10 de febrero de 2015

De ir sobre el bajaj

Miro por la ventana y una golondrina africana, vuela en medio de los trigales Etiopes.  
Miro arriba y una fila de casas rodeadas de altos cactus aparecen ante mí. Y avanzamos: trigales, campos, pequeños pastores con sus animales, y otra vez aldeas con grandes filas de cactus. 

De repente miro hacia delante y caigo en la cuenta de lo que estoy viviendo.
Mi viaje en el bagaje (tuc-tuc), lo conduce Derribe, mi amiga que es cuidadora de los niños de la sala especial. Tiene mi edad y es de las mujeres mas lindas de Etiopía. Todos nos miran sorprendidos, las mujeres no manejan en Etiopia, menos en Muketurri. La lógica dice que una mujer no se puede entender con máquinas por lo que manejar para una mujer, es en una palabra contracultural. 

El bagaje es una moto con carroza, apenas caben tres personas, y nosotros llevamos 8. En la corrida de atrás del estrecho bagaje, vamos con todos los niños de la sala especial, por lo que los transeúntes luego de mirar a Derribe, miran atrás y no dejan de sorprenderse porque van farenjis y niños con necesidades especiales: dos realidades muy poco comunes en este lugar. Los extranjeros y blancos somos extremadamente pocos y los niños con necesidades especiales son una maldición para la cultura etíope, por lo que es realmente inusual verlos en la calle. 

Vamos en camino a la casa de Nardos, la única niña de la sala especial, y no paramos de reírnos conversando de nuestras vidas con Derribe, Lydia y Caro, mientras todos los niños van bajándose a medida que vamos llegando a los caminos de sus casas. Digo los caminos de sus casas, porque los niños vienen de muy lejos  y los papás salen a encontrarlos, nosotros vamos por la carretera principal parando en cada lugar donde bajan los niños. 

Miro todo el escenario y caigo la cuenta de cuanto tiempo quise estar en este lugar y lo atesoro, atesoro el paisaje, la gente y la posibilidad. 

Le digo a Derribe que es seca y que todos la miran y ella se sonroja y nos reimos. Miro a Nardos y me sonríe. Derribe pasa el cambio, mira adelante y acelera.