Al llegar a Etiopía, era de noche. No pude vislumbrar el exótico paisaje que me esperaba. En la madrugada, nos embarcamos en un 4x4, rumbo al sur. Y desde entonces no hay ningún solo día donde no me sorprenda de la cultura de Etiopía.
Algunos datos para contextualizar:
Etiopía es el país africano con mayor numero de patrimonios de la humanidad, sus tierras aguardan miles de secretos y extrañas nociones de estética alucinante.
En los 40’ Italia quiso colonizar al pueblo Etíope, y estos se defendieron sin mayores recursos, siendo el único país africano no colonizado por potencia extranjera.
Es la segunda Nación en el mundo a la cual llega el Cristianismo. Y su población es en su mayoría cristiana Ortodoxa, siguiendo con las reglas más tradicionales del Cristianismo.
Su lengua oficial el Amharico es una lengua única en el mundo.
Al bailar, los Etiopes, mueven frenéticamente los hombros sin parar, y el movimiento va variando de zona en zona del país.
Tal como lo defiende el niño Etíope de la película “Vete y Vive”, los etíopes no se consideran de raza negra, defienden su color a mucha honra y no suelen sentir inferioridad ante los blancos. Ellos dicen que no son ni negros ni blancos, si no que su raza es roja, como la tierra roja.
La ubicación de Etiopía es estratégica produciendo en su cultura una mezcla oriental, judía, árabe y africana. Al prender la tele, uno siente que está en un país árabe!!!
Dicen que Etiopía es la cuna de la Humanidad, y en el Museo Nacional, podemos encontrar el esqueleto de Lucy, el primer Homosapiens, de 3,2 millones de años de antigüedad.
Así me fui adentrando en el viaje, todo me impresionó! (y me sigue impresionando)
Acá, las casas son impresionantes. Casas de todas las formas y colores, cada familia hace la suya. La mayoría de madera recién sacada de los árboles o de adobe. En formas cuadradas y circulares, llevan las más impresionantes pinturas y mensajes familiares.
La comida… es otro cuento. En Etiopía se fermenta el teff, un pequeño grano que al fermentar se acidifica y se hace una especie de panqueque gigante, se llama enjera. Se cocinan distintas salsas picantes y se vierten sobre ella. Todo esto al medio de la mesa. El dueño de casa, lava tus manos con un jarro de agua y un bowl. Todos comen con la mano derecha, tomando un trozo de enjera y tomando la salsa entremedio de la masa. Comen grandes porciones y la comida no para hasta que todo se acaba. De a poco me ha empezado a gustar, mi relleno favorito es la alisha, un garbanzo amarillo que no tiene picante y es muy sabroso. Es la comida principal y casi la única comida, que comen, además de frutas y otras cosas, que cultivan cuando tienen agua, en sus tierras. Además por su riqueza en la producción del café, aguarda en su historia una tradición infinita entorno a el, realizando lo que se conoce como la ceremonia del café. Cuando uno visita una casa Etiope, el dueño de casa, realiza el proceso desde el lavado del grano, hasta tostarlo, molerlo, hervirlo hasta que el café llega a tu taza. Son tres tazas para decirle a quien te ha invitado que estás feliz, que esta sabroso y estar agradecida de ese momento sagrado.
Todo esto lo fui descubriendo en mi visita al sur…
Mi paso por el sur, estuvo lleno de sensaciones… los olores, las texturas, sus vertiginosas carreteras de tierra y cemento sin emparejar, las diferencias de altura impresionantes que los etíopes pasan día a día sin dar cuenta de ello. Hay que tener un nivel de alerta importante, para poder captar todos los estímulos posibles.
Desde que empezamos el viaje no he dejado de impresionarme con el colorido de las aves y los cerros. Llevamos más de 500kms de carreteras y 12726 kms nos separan de Chile.
Trabajo infantil,
Mujeres cargando grandes yugos, hay unas que son afortunadas, pues pueden cosecharlo y venderlos, otras con menos posibilidades, solo las cosechan y cargan para uso personal, el caso es que todas cargan gigantes cantidades.
Vivir de la tierra y el sentido de supervivencia,
Casa con diseños exóticos y tribales, pintadas al gusto familiar. Con formas de animales, hojas de plátanos como cercos, impresionantes. Casas de Adobe, casas de Bamboo, casas de simples trozos de madera.
Cada tribu con su lengua, cada etnia con sus tribus. Etiopía es el país africano con más etnias, 80 etnias lo componen dotándolo de diversidad.
Las fotos no alcanzan para tanta vida.
Si tuviera que destacar algo de mi paso por el sur y sus tribus sería eso. La infinita gama de culturas, cada pueblo con su lengua, su historia. Los niños corriendo por todas partes sin zapatos y con apenas un poco de ropa, algunos jugando, otros trabajando, arando el campo o como pequeños pastores. Las niñas cargando, desde temprano, grandes cantidades de agua. Otros mas pequeños, colgando de las espaldas de las madres, quienes hacen todas sus actividades con ellos a cuestas. Friegan la ropa, el piso, cosechan y caminan kilómetros de kilómetros. Los niños de las tribus están expuestos a un sinfín de estimulos dados por la supervivencia y la naturaleza. Miramos sus pies y sus manos y con la Chio nos es inevitable cuestionarnos por su sistemas sensoriales, tendrán estos niños desregulaciones sensoriales? Están tan expuestos a una riqueza de sensaciones que nos es difícil poder imaginar si acaso las tienen. (si alguien tiene la respuesta bienvenida!!!)
Miramos la relación de los niños y niñas con la comunidad y nos preguntamos por las dinámicas de apego. Aquí en las tribus los niños son como hermanos y todos de una u otra forma tienen un rol para la supervivencia de la comunidad. Cuando vamos pasando miles de niños de todas las edades, se acercan a las ventanas y gritan “forangi, forangi” aleteando sus manos. Los niños cruzan las carreteras, llevan animales por los pastizales, durante horas y kilómetros solos, y entonces pienso en el abismo cultural y en la sobreprotección de nuestro país. Cuan diferente somos y cuanto tenemos que aprender unos de otros! El concepto de infancia, dista tanto del nuestro y los adolescentes tienen poder por sobre los niños, hasta de golpearlos si les desobedecen. En cuanto al sentido de la familia, varias tribus son polígamas y las mujeres suele distinguirse en sus vestimentas, por el grado de importancia que le refiere el hombre, en algunos casos las mujeres deben ser latigadas por la comunidad antes de casarse. Pelos rizados, pelos rojos, con mantequilla en vez de laca, pintan sus cuerpos distinguiéndose uno de otros.
En cada tribu, lo central es lo comunitario, algunas con grandes paredes de piedras, como verdaderas aldeas, que antes solo las vi en los libros de historia, en los capítulos de la prehistoria. Nos adentrábamos y en ellas, casas comunitarias, casas de los viejos sabios de la tribu, casa de los niños y de jóvenes. En los Konso, tribu patrimonio de la Unesco uno mira en altura, y puede vislumbrar miles de chozas con maceteros de cerámicas café en sus puntas, cada cierto número de casas hay una pintada de colores, esas son las casas comunitarias, donde la tribu celebra y toma las decisiones más importantes. Alucinante.
Hay tribus mas incluidas en la civilización, otras como los Mursis, no van al colegio y tampoco al hospital, si se enferman mueren dentro de la comunidad. Viven tan aislados, que se demoran 2 días y medio en llegar al pueblo más cercano. Hay tribus que incluso al tener grandes enfermedades contagiosas, se han auto destruido para no contagiar al resto de la población.
De pueblo en pueblo, visitamos grandes y coloridos mercados, lugares de intercambio de las tribus y donde confluyen y se encuentran las diversas culturas, Ari, Hammer y si tenemos suerte los Mursi, que bajan solo en ocasiones especiales. Es posible comprar todo tipo de semillas, artesanías e interactuar con la gente quienes no saludan de forma muy afectuosa por ser Farenjis.
Los atardeceres más lindos nos reciben.
En fin cada tribu es una historia asombrosa, que nos deja perplejos de tanto detalle. En cada tribu hay vida, cada cual cumple su rol desde la partera tradicional que acompaña a la madre para que tenga un parto seguro, hasta las mujeres que caminan día a día a los pozos para conseguir 5 litros de agua. Cada uno con su tarea, y la vida se vive al día. Cada día tiene su afán y aquí el refrán se cumple.